Robo en el Louvre: un guardia de seguridad cooperó con los ladrones, según nueva evidencia


Luego de que el último 19 de octubre el Museo del Louvre, en París, fuera el escenario de un escandaloso y planificado robo, la policía francesa se encuentra trabajando para encontrar a los responsables. Es que el asalto al museo más concurrido del mundo significó un daño económico, pero también a la historia y al orgullo de Francia.
En tan solo 7 minutos, el comando integrado por cuatro ladrones se hizo de 8 joyas que se encontraban en vitrinas de alta seguridad. El botín significó más de 102 millones de dólares, usurpados a las nueve y media de la mañana. Sin embargo, especialistas aseguran que el material no llegará a venderse por ese monto en el mercado ilegal.
A medida que la investigación de la fiscalía avanza, se conoció que hubo un miembro del equipo de seguridad en contacto con los ladrones. Así lo afirmaron a The Telegraph fuentes cercanas al meticuloso proceso que ya llevó a cabo la detención de dos sospechosos.
Evidencias de un “trabajo interno” que compartió “información sensible” a los ladrones
“Hay evidencia forense digital que muestra que hubo cooperación entre uno de los guardias de seguridad del museo y los ladrones“, aseguró una fuente al diario británico.
Con los delincuentes aun sin identificar, la evidencia incluye grabaciones y mensajes con quienes, se cree, eran los perpetradores. “Se transmitió información sensible sobre la seguridad del museo, por lo que se enteraron del incumplimiento de normas de seguridad”, afirmaron.
Más allá de esta nueva evidencia, la propia directora del Louvre, Laurence des Cars, reconoció las existentes fallas de seguridad en el complejo.
En su reciente presentación ante una comisión del Senado francés, la funcionaria -que presentó su renuncia pero no fue aceptada-, rindió cuentas sobre el “terrible fracaso”, según definió. Habló sobre la “conocida” debilidad de la protección perimetral del museo, factor que fue fundamental para el atraco.
Por otra parte, la ministra de cultura, Rachida Dati, también destacó la vulnerabilidad latente. “Durante cuarenta años, nadie ha prestado atención a la seguridad de estos importantes museos. Estos deben adaptarse a las nuevas formas de delincuencia. Hoy en día, se ha convertido en crimen organizado. Son profesionales”, sentenció en el informativo de TF1.
Ubicadas en el primer piso del famoso museo, específicamente en la Galería de Apolo, los ladrones llegaron hasta las joyas utilizando un camión montacargas marca Mitsubishi.
En el cinematográfico plan, estacionaron el enorme vehículo, que era robado, en el Paseo François Mitterrand, y dos de los integrantes utilizaron el brazo extensible (que podía alcanzar los 27 metros), para subir al balcón de la primera planta.
Una vez allí, rompieron una ventana con una amoladora angular e ingresaron al salón. Mientras tanto, los dos delincuentes restantes esperaban arriba de una potente moto Yamaha.
En una escena que pareció sacada de la historia del personaje ficticio Arsène Lupin, el público francés quedó entre horrorizado y sorprendido por el sacrilegio de las reliquias de la corona.
A saber, entre ellas se encontró la corona de la emperatriz Eugenia, que en la huida se les cayó y quedó en el suelo de la calle. Si bien sufrió daños materiales, tuvo una suerte de la que carecieron la diadema, el collar, y los pendientes de zafiros y diamantes de las reinas María Amelia y Hortensia.
Los otros preciosos objetos robados fueron el collar y un par de pendientes de esmeraldas de la emperatriz María Luisa; el broche conocido como “relicario” de la misma mujer; y el gran lazo de corsaje de la emperatriz Eugenia.
Fuente: www.clarin.com



