Poligamia, abusos y maltrato: Vissarion, el líder de la secta del Apocalipsis que aseguró ser Jesús durante 30 años

Si la Segunda Venida de Cristo ya llegó -como afirma el gurú espiritual Vissarion-, su paso entre los humanos habría sido bastante decepcionante. Así se ve en el desenlace de un hombre que, afirmando tener poderes místicos, creó un grupo religioso con miles de seguidores.
Se trata del ruso Serguéi Torop (64), más conocido como Vissarion, el nombre que eligió luego de su “revelación”. Apoyándose en las creencias cristianas, forjó en un lugar de Siberia una comunidad con fuertes creencias, entre ellas la cercanía al “fin del mundo” y la existencia de extraterrestres.
Pero este fenómeno, por más descabellado que parezca, fue masivo y duradero. Reunió a 4.000 personas que decidieron irse a vivir a los asentamientos remotos de la región de Krasnoyarsk, en Siberia. Estos tenían como centro de adoración la residencia de su líder en la cima de una montaña, autodenominada “Ciudad del Sol”.
Sumando los adeptos que vivían en medio del bosque, y los que se encontraban en el resto del mundo, llegaron a ser 10.000, con un fuerte público en Alemania interesado en esoterismo.
Sus inicios datan de 1991, cuando Torop fundó la Iglesia del Último Testamento. En ese momento, tanto su vida personal como el contexto político del país estaban en crisis: la Unión Soviética se desintegró, generando un vacío ideológico en la sociedad. Valiéndose, consciente o inconscientemente, de esta situación, afirmó ser la reencarnación de Jesús.

Su liderazgo al frente de la secta duró nada menos que 30 años, hasta que en septiembre del 2020 fue arrestado junto a sus dos principales colaboradores. Sin embargo, recién en junio de este año los condenaron a 12 años de prisión por violencia psicológica y apropiación del dinero de sus seguidores.
La historia del “Mesías” de Siberia
Nacido en 1961 en Krasnodar, una ciudad al suroeste de Rusia, Torop se crio en buena parte con su madre atea, y hasta los seis años con su abuela, influenciada por la Iglesia Ortodoxa.
Su madre tuvo una hija con otra pareja y la familia cambió varias veces de lugar de residencia, hasta que llegaron a Minusinsk, ciudad ubicada en la misma región donde el futuro místico establecería su comunidad.
Luego de graduarse de la escuela secundaria, se incorporó a las filas del Ejército Rojo. Su disciplina lo llevó a alcanzar el grado de sargento luego de haber servido en Mongolia. Finalizada su actividad militar, pasó por diversas profesiones, desde mecánico y electricista hasta profesor de educación física y pintor.
Pero el último trabajo que conocería en su vida como “simple” mortal fue el de agente de tránsito en la misma ciudad de su adolescencia. A pesar de que habría sido un trabajador ordenado, fue despedido, episodio que derivó en su descubrimiento espiritual dos años después.

Ser “la palabra viva de Dios Padre” –según se autoproclamó en una entrevista a The Guardian en 2002-, se condijo con sus aspiraciones. “Si no me vuelvo famoso en todo el mundo, no podré vivir en la Tierra”, escribió él mismo en una de sus cartas de juventud, según Maria Karpinskaya, una excamarada suya.
El “Último Testamento” y la alquimia de creencias que formó la nueva Iglesia
Dijo que Jesús lo observaba desde una órbita cercana a la Tierra; que en una vida pasada fue un profeta de Judea en el siglo VI a.C; entre otras afirmaciones que difundió en sus tantos viajes de predicación (financiados por sus seguidores) a ciudades de Rusia, antiguas repúblicas de la URSS, países europeos e Israel.
El eje de sus enseñanzas era El Último Testamento, compilado de 18 volúmenes que escribió inspirado en diversas fuentes espirituales, desde las religiones abrahámicas hasta el hinduismo y el budismo. Esparcía la idea del apocalipsis y dentro de la comunidad estaba prohibido el consumo de carne, entre otros alimentos.
Al estilo de vida ecológico, vegano y abstemio, se sumaba el no fumar y no decir malas palabras. Por su parte, la creencia en extraterrestres se nutrió de la participación que tuvo Torov en un club llamado “OVNI”.
Pero el cambio de vida al ingresar a este grupo era total. Los años eran contados a partir del año de nacimiento de Vissarion, mientras que la fecha de Navidad se modificó al día de su nacimiento.
A la vez, aceptaban la poligamia. El propio Torov, que tuvo siete hijos, se divorció de su primera esposa y se casó con una joven de 19 años de la comunidad, que conocía desde que ella tenía 7.

La forma de vida en aquellas tierras pudo ser registrada por la prensa, la cual no ingresaba sin cumplir ciertos condicionamientos. En un documental –se hicieron al menos cinco-, el editor estadounidense Rocco Castoro reveló que a los visitantes les quitaban los pasaportes durante su estadía. Estos venían, entre otros países, de Suecia, Eslovenia, Alemania y Polonia para ver al líder religioso.
“Este es un lugar donde mis sueños se hacen realidad. Soñaba con vivir en una colina cerca de un hermoso lago y ahí transmitir mi sabiduría a la próxima generación”, se escucha decir a Andréi Anatolevich, profesor para niños en la comunidad, al periodista.
La detención por el maltrato físico y moral
Su liderazgo mesiánico terminó cuando fue arrestado en septiembre del 2020 por agentes del Comité de Investigación y del Servicio Federal de Seguridad (FSB). En la misma operación conjunta de los servicios especiales y el Ministerio del Interior, también detuvieron a sus colaboradores Vadim Redkine y Vladimir Vedernikov.
La condena no llegó hasta junio de este 2025. Esta se basó en las maniobras de presión psicológica para sacar dinero a sus seguidores, y en los graves daños en salud mental y física causados a algunos de ellos.
Así lo estableció la investigación de la fiscalía, que, aseguran, más de una veintena de personas se vieron afectadas por las actividades de la secta. Un polémico final para quienes creyeron de buena fe, que hace poderoso y a la vez débil a quien la posee.
Fuente: www.clarin.com