“En estos momentos podemos ocupar un lugar y tener una voz propia”

Llega otra película donde Natalia Oreiro se desafía a sí misma y su enorme trayectoria como actriz: La noche sin mí. El drama doméstico se presentó en el Bafici, llega justo después de La mujer de la fila, otro enorme film con Oreiro, y estará en varias salas. La ópera prima de María Laura Berch y Laura Chiabrando, donde ambas comparten la dirección, aunque el guión es de Chiabrando, cuenta con un protagonismo casi absoluto de Natalia Oreiro quien está en pantalla junto a Pablo Cura y los jóvenes Theo y Matilde Chiabrando.
—Sos integrante de la academia de Hollywood ¿ya viste “Belén”, nuestra candidata para el Oscar?
MARÍA LAURA BERCH: Sí, soy muy pudorosa y me da mucha risa decirlo, porque ahora recibo los mails con las películas que deberé ver. Es que a partir de este año, me recomendaron Javi Braier y Moira Miller de Chile por mi trabajo como directora de casting en La sociedad de la nieve y en Los inoportunos, que es una película cordobesa. Después tuve que pasar por un filtro. Aún no vi Belén, porque cuando estuve en el Festival de San Sebastián acompañé la película Las corrientes de Milagros Mumenthaler y se superponían los horarios.
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—¿Qué buscaste reflejar a través de tu guión?
LAURA CHIABRANDO: Una escribe un poco de lo que sabe, lo que interpela y circunda. Me pasaba de mirar mujeres de mi edad y siempre había algo de lo que parecía suceder dentro de sus casas que no era lo mismo que se transmitía. Siento que hay una lucha feminista que tuvo mucho auge, que crece, que se va expandiendo y que surgen nuevas formas de pensar y de educar, pero sin embargo, somos una generación educada a sostener mandatos. Fue pensar cómo las mujeres sostenemos y sostenemos. Ahí apareció Eva y cómo se inserta en su familia.
—Ya se estrenaron “La llegada del hijo”, “La mujer de la fila”, “Belén”, “Miss Carbón” y ahora ustedes: ¿aumentó la creación femenina en el cine?
MLB: Creo que sí. Siempre estuvimos en lugares con menos visibilidad y hoy son voces muy potentes. Por ejemplo, se han acomodado las ayudas por ser directora o guionista, tenemos más beneficios. Me parece que nosotras fuimos aprendiendo a articular este espacio de una manera más saludable con nuestro cotidiano. La combinación de roles y encontrar espacios de crecimiento y desarrollo. En estos momentos podemos ocupar un lugar y tener una voz propia. Me parece que siempre queda mucho por hacer y también está bueno asumir ese lugar. Hay muchas voces femeninas hablando de las mujeres y también de las personas, que también me parece muy importante.
L. CH: Hay una sensibilidad en el cine de autor que se empieza a visibilizar más. Siempre existieron directoras mujeres, pero fueron las menos. De alguna manera ahora empiezan a surgir un montón de relatos de mujeres que circulan y se visibilizan. Creo que la mujer hablando de la mujer, tiene una forma muy diferente de expresarse, pienso que en las películas de varones, los personajes femeninos se desarrollan, tiene sensibilidad y demás, pero la intimidad de una mujer viendo a una mujer siempre tiene otra mirada.
—Cuando la película se presentó en el Bafici se dijo que reflejaba el universo femenino: ¿fue lo que se propusieron?
M.L.B: Nos interesaba mucho el poder trabajar el universo femenino, que lo tenemos en el cuerpo, pero a veces está articulado, como discurso y es más complejo de comunicar porque hay un mundo interior rico y ruidoso. También dialogar con quienes están alrededor del personaje de Eva, nos importaba no estigmatizar al varón por serlo, sino una cuestión de persona y de vínculo.
—También se definió como terror de lo cotidiano…
L. CH: Se me hace que hay algo terrorífico en lo que vivimos las mujeres cuando estamos en situaciones de violencia. Creo que es una película que habla del peso de lo cotidiano, pero circunscrito a una situación de violencia, porque podría no ser terrorífico. Está la violencia generada desde los elementos mínimos hasta que explota obviamente. La noche de Eva es terrorífica, sin duda, pero no sé si podríamos establecer un terror de lo cotidiano.
—¿Fue fácil dirigir a los propios hijos?
L.CH: Teo ya está grande, tiene 22 aunque representa menos y fue más fácil. Matilde es más chiquita, tiene 13, pero teníamos un trato o reglas a seguir. Cuando entrábamos a la casa dejaba de ser su mamá. Jugábamos a eso, a veces duraba un rato, aunque teníamos una seña como para avisarnos. Nosotros somos de la ciudad de La Plata y filmamos en Villa Ballester, incluso durante el rodaje estuvimos viviendo en la parte de arriba de la casa que era el set. Ambos tenían experiencia actoral previa por trabajar en cine, por lo cual tuve que aprender de ellos.
—¿Se dividen las tareas al firmar ambas la dirección?
M.L.B: Laura es además la guionista. Nosotras nos conocemos porque fui coach de sus hijos, que sí son actores, los conozco de muy pequeños y siempre quedó el vínculo de amistad. Ella me acercó su guión porque me conocía profesionalmente. Creo que buscamos espacios de exploración de cada una. Laura tiene una formación mucho más académica, era un texto muy sensorial, mientras que yo soy puramente práctica, del set. Por lo cual fue muy clara la división de tareas, además ella es fotógrafa y tiene esa mirada entrenada para el monitor. Fue muy nutritivo durante la filmación tener su visión detrás de cámara porque podía articular y ver el resultado final de aquello que nosotros explorábamos. Es una película de mucha exploración, buscamos encontrar estados emocionales.
L.M: Cada una sabía que tenía su rol. Cuando se cortaba la toma y había cosas para conversar, charlábamos unos minutos y nos poníamos de acuerdo. Fue muy ordenado, amoroso y amable. Nosotras habíamos tenido muchísimo trabajo previo al rodaje y nos conocemos mucho. Además nos miramos y nos entendemos.
—¿Cómo fue dirigir a una actriz internacional como Natalia Oreiro?
M.L.B: Natalia fue la aliada número uno, sin ninguna duda. Nosotras con Natalia somos amigas, la quiero muchísimo y ella recibió el guión sabiendo que era mi ópera prima con mucha generosidad, de hecho es coproductora de la película. Es algo que pongo mucho en valor, más allá de Tarea fina, Alterna media y Nonstop, que son las tres casas productoras. Natalia fue clave porque se dispuso, se entregó como actriz a un proyecto que le exigía lugares a los cuales no estaba acostumbrada a ir y para un público diferente.
L.C: De entrada María Laura me dijo que necesitaba dirigir a una actriz que aceptara el desafío y que la sintiera también una aliada y ahí surgió Natalia como primera opción. Ella fue muy generosa con nosotras.
Fuente: www.perfil.com