Dante Guebel:“La política es maravillosa, si hay un buen comunicador”

Desde hoy por eltrece se conocerá el nuevo programa de Dante Guebel: La divina noche, es un horario que dependerá del término de La noche de Mirtha. Aquí anticipa cómo será esta nueva edición y cuenta por qué tomó la determinación de vivir en los Estados Unidos y su deseo de recorrer las provincias. Confiesa que le hubiera gustado poder entrevistar a Sandro y a Diego Maradona.
—¿Cómo elegirías definirte?
—Me defino más como un comunicador y en términos más generales un artista. Aunque puede que esté subestimada la palabra, en algunos ámbitos, pero yo la menciono con mucho respeto. Es el arte del histrionismo, de poder comunicar, en mi caso, hacer radio, televisión o dar conferencias. Me gusta ser muy ecléctico.
Esto no les gusta a los autoritarios
El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
—¿Qué se puede anticipar de “La divina noche”?
—Esta es la cuarta temporada en Argentina, había estado en otro canal antes, en el 9. Fue Adrián Suar quien me dijo: “Quiero este programa en eltrece, es digno del trece”. Trata de empatizar siempre con el invitado, no hacerlo sentir mal. No sé si me juega en contra o a favor, pero nunca invitaría a alguien para que lo pase mal. Me cuesta invertir una fortuna en llevar a un artista para que conozca Rodeo Drive, Beverly Hills, Disney o Universal Studio y después hacerle una zancadilla periodística. Tengo que ganarme la amistad, para que cuando se siente me abra el corazón.
—¿La novedad será que incluirás ficción?
—Sí, al inicio de cada show. Es una historia con continuidad, con actores y actrices invitados. Usamos el mismo estudio donde se grabó ER Emergencias y Friends, son de Hollywood, muy complejos y bonitos para grabar. Escribí el guión, llevamos a Manuel Wirtz, Mariano Martínez, Agustín Rada Aristarán, Matías Santoiani e incluimos dobles oficiales de Hollywood, así aparecieron Bono y Rocky, entre otros. Es una suerte de juego antes de comenzar el show. Es una previa de tres o cuatro minutos que también es una gran inversión, pero es una forma de despuntar el vicio de la actuación.
—Cuando está faltando la ficción en la televisión…
—Lo tuve en cuenta.Pudimos hacer un sketch, pero preferí una ficción con una producción de serie. Estará también el reportaje y cada invitado llegará en un auto icónico de las películas de Hollywood. No son réplicas, son los originales, reliquias. La primera invitada es Wanda Nara. Tendremos catorce músicos muy profesionales que tocan con Michael Bublé y Cristian Castro. El show en sí es bastante simple, pero tiene una gran producción que lo sostiene de atrás.
—¿Por qué te fuiste a vivir a Estados Unidos?
—Estaba trabajando en un canal de cable y en ese momento en un programa, una panelista me acusó de algo. Cuando lo vi estaba con mi familia y quedé blanco. Llamé al canal y me dijeron: “No, esas cosas se tiran, pero es para que esté más picante.” Ahí me di cuenta. Recuerdo que dije: “¿qué puedo hacer en un país donde las reglas de juego no están claras? Sentí que en mi corazón se hizo un click y pensé: “Yo no quiero estar más acá”. Mañana me van a tirar un muerto, hasta que salgo a aclararlo y siempre te dan un lugar pequeño para eso. Estoy viviendo en Estados Unidos desde hace diecisiete años con todos sus errores, pero la gente es inocente, hasta tanto se demuestre lo contrario. Amo a la Argentina, con todo mi ser, pero siempre hay que probar el éxito. En cambio, en Estados Unidos hay que probar el fracaso. ¿Por qué hay que explicar el éxito? No todos necesariamente a los que les va bien robaron, algunos trabajamos. Aquí las reglas de juego no están claras.
—¿Es cierto que tuviste el síndrome de Asperger?
—Tengo. No es una gripe que se va. Es parte del espectro autista. Tuve que aprender a leer las emociones. Dicen que el autista no tiene buena motricidad fina, sin embargo, tenemos a Messi, Tim Burton y Steven Spielberg. Tiene muchas cosas en contra, pero a favor es un enfoque por encima de la media. Puedo grabar diez programas sin cansarme. Tuve que aprender todo con mucho esfuerzo, ser muy autodidacta, leer muchísimo para tener algo de cultura. Me aburría en el colegio y no terminé la escuela secundaria. Sin embargo, la Universidad de California me otorgó un doctorado honoris causa en teología.
—Hoy en el mundo hay una ola de discriminación hacia las minorías. ¿Qué sentís?
—Creo que los seres humanos buscamos siempre etiquetar, encasillar a la gente para quedarnos tranquilos. Necesitan saber si alguien es de derecha o de izquierda. Me he sentido muy discriminado, especialmente en Argentina por muchos años, porque me decían: “vos sos evangelista.”. Hay una discriminación de que todos los curas son pedófilos, los pastores son sinvergüenzas y canallas que van detrás del dinero, los periodistas y los políticos son corruptos. Y no es así. Hay pastores y curas muy nobles, pero siempre está ese común denominador de “son”. Es un patrimonio muy argentino.
—Tuvimos una televisión con grandes ficciones, pero ahora predominan los realities o los programas con panelistas…
—Son programas que salen más baratos, un conductor, con cuatro panelistas hablando de la vida de otro, nada más, dos horas con una cámara apostada en la puerta de la que esté de turno. Creo que es peor que los realities, ya que por lo menos un Gran Hermano tiene cierta producción. Me parece que es un tema presupuestario. Hay un axioma al que nunca adherí que es: “comé estiércol porque un millón de moscas no pueden estar equivocadas”. Hay una frase que es una falacia, cuando se dice: “Es lo que le gusta a la gente.” Decía Steve Jobs: “Voy a hacer un celular donde esté todo. La gente no sabe lo que necesita hasta que le produzcamos la necesidad.” No sé si los directivos de TV se escuchan entre ellos o se retroalimentan, pero es sorprendente cuando dicen: “La gente quiere esto.” No sé si queremos un Presidente crispado, personas peleando a la tarde y a la noche un resumen de las peleas del día. Mi abuela se quedaba horas mirando a Andrea del Boca o a Luisa Kuliok y la gente no ha cambiado. Por algo traen latas turcas y arrasan, eso nos tiene que decir algo.
—¿Para eso volvés a la televisión?
—Hablamos mucho con mi socio, Mario Pergolini y decimos: “Y si hacemos una televisión que deje algo, aunque vaya a principio a contrapelo, pero que tenga un propósito que sea solidario o que aprendamos algo.” Siempre creí que un conductor o una conductora que habla con malas palabras es un libro con faltas de ortografía. Cuando me paro al frente de una cámara siento una responsabilidad. Un periodista que sabe hablar, expresarse, siempre va a ser mejor que uno que insulta.
—¿Presentarás el show teatral “Presidante” el 9 y 10 de diciembre?
—Sí. Es un show que hicimos en Europa y en América, ahora lo estamos llevando a todas las provincias y terminamos en el Gran Rex en diciembre. Es un stand-up de más de dos horas donde propongo: ¿qué haría si fuera presidente por un día? Si me sentara en el sillón de Rivadavia, aplicaría estas medidas de gobierno. Es la excusa para reírnos y conmovernos, porque todos los argentinos estarían obligados, por ejemplo, a recordar sus raíces, sus orígenes y al barrio. Pasamos por la muerte y la vejez, en un país donde hay un exacerbado culto a la estética, donde lo que más importa parecería ser mantenerse joven.
—¿Por qué en tu programa “Dante de 10”, los domingos por Radio 10 hacés humor político?
—Siempre está presente la política, porque es el arte maravilloso de gobernar y de comunicar. Quisiera un presidente honesto y comunicador, buen comunicador que no lo tenemos.
Fuente: www.perfil.com