Casas colgantes, castillo templario y miradores: así es Miravet, el pueblo de cuento en España


A simple vista, Miravet podría confundirse con un rincón de la Toscana italiana. Pero este pequeño municipio de la provincia de Tarragona es, en realidad, uno de los pueblos más pintorescos y mejor conservados de Catalunya. Su silueta se recorta sobre las aguas del río Ebro, con casas colgantes y un castillo templario que domina todo el paisaje.

Las calles adoquinadas del casco antiguo, conocido como Cap de la Vila, invitan a perderse entre pasadizos y miradores. Desde sus terrazas y balcones, las vistas al río y a los viñedos del entorno regalan una postal que cambia con cada hora del día.

Miravet también cautiva por su tranquilidad. A diferencia de otros destinos más concurridos, mantiene intacta la esencia de los pueblos medievales, donde el tiempo parece detenerse. Sus vecinos aún conservan tradiciones centenarias y una hospitalidad que forma parte de su identidad.

Además, su ubicación estratégica, a unos 35 kilómetros de la desembocadura del Ebro, lo convierte en una escapada ideal para quienes buscan naturaleza, historia y paisajes de película en una sola visita.

El casco antiguo de Miravet se levanta directamente sobre una pared rocosa que cae hacia el Ebro, en España. Sus casas colgantes, con fachadas de piedra y balcones floridos, parecen desafiar la gravedad y componen una de las imágenes más fotografiadas de la región. Desde el mirador de la plaza de la Sanaqueta, la vista abarca el río, los cultivos de almendros y las colinas que rodean el pueblo.

En la parte alta se impone el Castillo de Miravet, una fortaleza templaria del siglo XII considerada una de las mejores conservadas de la Corona de Aragón. Su estructura, de estilo románico y sobria monumentalidad, revela el poder que tuvo la Orden del Temple en la región.

Durante siglos, el castillo fue sede provincial templaria y escenario de importantes batallas. Desde sus murallas, se domina el valle y se entiende la razón de su emplazamiento estratégico. La visita permite recorrer torres, patios y pasillos fortificados, además de disfrutar de vistas panorámicas al casco antiguo y al curso serpenteante del Ebro.

En la base de la colina, los visitantes pueden conocer la Iglesia Vieja de Miravet, un templo renacentista del siglo XVII que aún conserva vestigios de los daños sufridos durante la Guerra Civil. Frente a ella, el mirador ofrece una de las panorámicas más emblemáticas del pueblo.

Una de las formas más originales de acceder al pueblo es a través del Pas de Barca, un antiguo transbordador que cruza el río Ebro sin motor, impulsado únicamente por la corriente. Este sistema tradicional sigue en funcionamiento y conecta las dos orillas como hace siglos, convirtiéndose en una experiencia única para los visitantes.

En auto, la llegada es sencilla, aunque el acceso al casco histórico está restringido para preservar su patrimonio. Los vehículos deben estacionarse en los parkings habilitados antes del centro y continuar el recorrido a pie.

Además del castillo y las casas colgantes, Miravet guarda otros rincones de interés, como el molino medieval, las antiguas murallas, el embarcadero histórico y la antigua aljama morisca-judía, testigos de una convivencia cultural que marcó su identidad.

Los talleres de alfarería tradicional son otro de sus atractivos. Allí, los artesanos mantienen vivo un oficio transmitido de generación en generación, elaborando piezas de barro cocido que se venden en los mercados locales.

Fuente: www.clarin.com

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