La decisión de Riquelme sobre el DT de Boca tras el adiós a Russo :: Olé

Nadie quería escuchar esta noticia en Boca, pero ya durante las últimas semanas había decisión tomada en medio de la delicada salud de Miguel Ángel Russo. Lo sabían desde quienes caminaban los pasillos y lo cruzaban apenas para intercambiar saludos de buenos días hasta su grupo de trabajo. Todos, con Juan Román Riquelme a la cabeza: nada cambiaría la realidad del cuerpo técnico en funciones mientras el DT estuviera en medio de su pelea.

La consciencia alrededor de ese apoyo se basaba, ante todo, en saber que Russo había asumido el ciclo sabiendo de sus limitaciones y que el trabajo de sus ayudantes (Claudio Úbeda y Juvenal Rodríguez, más el profe Adrián Gerónimo) resultaba clave para el día a día, con el aporte desde la experiencia de un Miguel cabeza de grupo.

En ese sentido, la noticia del triste desenlace marca un lógico quiebre en la continuidad del trabajo, pero no tan grande a partir de la mayoría de ausencias en las últimas semanas. Y aunque aún es prematuro siquiera pensar en el futuro y nadie haya dado aún el primer paso, la sensación es que Boca tomará la decisión de continuar con el escenario actual, al menos hasta fin de año. Eso Román le trasladará a Úbeda y Rodríguez.

Claro, habrá que esperar también (cuando el plantel retome el trabajo y de alguna manera todo se vaya reencauzando a una rutina normal), qué es lo que decidirán Úbeda y compañía respecto de tomar la posta de Miguel en su obra inconclusa. Porque dar un paso al costado tras la muerte de la cabeza del cuerpo técnico puede ser una posibilidad en estas situaciones. Como también dedicir seguir si hay banca de la dirigencia, en honor al DT.

En cuanto a los futbolistas, el corto lapso en que el cuerpo técnico actual estuvo en el club sirvió para que se genere una química especial. Desde el cariño y el paternalismo que emanaba Russo, es cierto, pero que ante la adversidad de los malos resultados se unió en pos de sacar adelante los malos momentos.

También estuvo muy bien visto en las entrañas del plantel la decisión de la dirigencia de no interferir la continuidad de Úbeda en cuanto Miguel empezó a faltar a las prácticas. Como en esos códigos no escritos del fútbol, una mimetización con el momento que no daba lugar a sacar del medio al cuerpo técnico en un momento tan delicado.

En cuanto a lo deportivo, Boca tendrá desde ahora y hasta diciembre dos objetivos que no quedarán al margen una vez que pase el duelo. Y en ese sentido, nadie mejor que quienes atravesaron el dolor de estos últimos días, para consustanciarse con la causa y afrontar lo que viene en equipo. Soñando con alcanzar la gloria en memoria de Miguel. Para homenajearlo y también para regalarle una estrella más en su palmarés, que en definitiva le valdrá por lo hecho en estos meses.

El imponderable de vivir el momento. La incertidumbre, de todas maneras, se mantendrá hasta que todos vuelvan a sus funciones. Allí donde se reencuentren cara a cara en la vuelta al trabajo, con la planificación por venir ya en la inevitable nueva rutina. Y a ciencia cierta nadie sabe -tal vez ni siquiera los propios protagonistas- qué dirán las sensaciones y cómo se decidirá con los hechos consumados.

La ausencia de Miguel se sentirá y eso es irremediable. Pero la pelota seguirá rodando y Boca necesitará de cabezas lo más frías posibles para avanzar. Ya lo diría Russo: son decisiones.