Jason Biggs, el actor de American Pie, reveló detalles de su lucha contra las adicciones: “Podía conseguir lo que quería”


Jason Biggs, actor conocido por American Pie, contó en el pódcast de Neal Brennan que la fama lo expuso a alcohol, cocaína y éxtasis desde sus 20 años y que esos excesos marcaron su vida personal y profesional, incluido el ocultamiento ante su esposa Jenny Mollen.

Biggs, de 47 años, relató que rodó American Pie a los 20 años y que, poco después de cumplir 21, la película lo catapultó a la fama. La atención rápida trajo acceso a fiestas, viajes y sustancias, sin límites claros ni frenos en su entorno, describió en la charla publicada en YouTube el pasado 2 de octubre.

El actor señaló que el consumo pasó de algo social a una rutina. También admitió episodios de consumo en viajes a países como Costa Rica, Uganda y Uruguay.

“Podía conseguir lo que quisiera y lo hacía”, dijo Biggs, y agregó que esa facilidad facilitó recaídas y un patrón autodestructivo que le costó asumir responsabilidades personales.

Biggs relató que su mujer, la actriz y escritora Jenny Mollen, sabía que bebía, pero desconocía la magnitud de sus adicciones. Utilizaba momentos en que ella ya se fue a dormir para beber en otra habitación y así “silenciar las serpientes” en su cabeza, explicó en el episodio.

El embarazo de Mollen marcó el quiebre: fue el catalizador para que decidiera buscar ayuda profesional. Ingresó a terapia y asistió a reuniones de Alcohólicos Anónimos, y aseguró que primero necesitó reconocer que la sobriedad debía ser un compromiso propio.

El proceso incluyó recaídas y un periodo prolongado de estabilización. Manifestó que le llevó alrededor de cuatro años resolver tropiezos hasta sostener la sobriedad, con herramientas como terapia, reuniones grupales y el soporte de un terapeuta en recuperación.

Biggs dijo que la sobriedad permitió cambios visibles en su salud: perdió 16 kilos y redujo su colesterol en 70 puntos tras modificar la dieta y adoptar una rutina de ejercicios.

También explicó que la paternidad influyó en su decisión de mantener la sobriedad; Biggs y Mollen siguen casados desde 2008 y son padres de dos hijos, Lazlo y Sid, un factor que lo motivó a sostener los cambios y a priorizar responsabilidad familiar.

El actor relató que, además de lidiar con adicciones, afrontó problemas de salud mental como trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y que el tratamiento con Zoloft le aportó alivio en momentos clave. Asimismo, comentó que la sobriedad le otorgó claridad para asumir nuevos proyectos profesionales, incluida la dirección.

En la conversación con Brennan, Biggs describió la evolución de su relación con la espiritualidad: pasó de un ateísmo riguroso a aceptar la idea de “un poder superior” como herramienta para soltar el control y manejar la incertidumbre. Esa práctica espiritual y la meditación resultaron útiles en su recuperación, dijo durante el pódcast.

El actor reconoció que durante años justificó sus acciones y culpó factores externos antes de admitir la responsabilidad personal. Manifestó que asumir esa responsabilidad fue clave para reconstruir su vida y evitar repetir patrones que marcaron su carrera en la juventud.

Además de las confesiones sobre consumo y salud mental, Biggs habló del impacto profesional de American Pie: admitió que la película lo encasilló en determinado tipo de roles, lo que afectó sus opciones laborales a largo plazo, y que la sobriedad le permitió buscar otras vías creativas.

Fuente: www.clarin.com

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