Murió en sus vacaciones y sus restos fueron repatriados, pero faltaba un importante órgano: “Fue un gran shock”

La familia de un joven de 23 años originario de Noosa, que murió durante sus vacaciones en Bali, reveló que a su cuerpo le faltaba un órgano cuando fue repatriado a Australia. Su corazón fue extirpado y almacenado en Indonesia, y sus restos incompletos fueron devueltos a Australia sin el conocimiento ni el consentimiento de su familia. Sin embargo, el hospital donde fue atendido negó las acusaciones.
Byron Haddow fue encontrado inconsciente en una piscina dentro de una villa privada el 26 de mayo, según reconstruyó el medio australiano News.com. “Hemos soportado demora tras demora, medias verdades y silencio”, expresaron sus padres, Robert y Chantal Haddow, quienes cuestionaron a la policía de Indonesia por el manejo del caso.
El cuerpo de Byron fue devuelto a Australia casi cuatro semanas después de su muerte. Sin embargo, el forense de Queensland informó a la familia solo dos días antes de su funeral que le habían quitado el corazón y lo habían dejado en Bali. Los padres calificaron la situación de “inhumana” y “devastadora más allá de las palabras”.
La muerte, descrita como “sospechosa” por el forense de Bali, no fue reportada a la policía hasta el 30 de mayo —cuatro días después de su muerte— y, para cuando la policía llegó, la escena había sido contaminada.
El cuerpo fue trasladado inicialmente al hospital privado BIMC, donde se emitió un certificado de defunción. Luego, el cuerpo fue transportado a la funeraria de Bali para prepararlo para su repatriación a Brisbane.
Aunque la causa aparente de muerte indicaba ahogamiento, la familia sospechó de un crimen: Byron medía 178 centímetros, mientras que la piscina solo tenía 150 centímetros de profundidad, además de encontrarse numerosos cortes, hematomas y sangre en las toallas usadas para envolverlo.
El 30 de mayo, el cuerpo de Byron fue enviado al Hospital General Ngurah en Denpasar con una solicitud de autopsia ‘clínica’ firmada por un amigo en nombre de la familia. Poco después, la doctora Nola Margaret Gunawan, especialista en medicina forense, recibió una segunda solicitud de la policía provincial de Bali para realizar una autopsia forense.
La doctora Gunawan explicó que tuvo que dar prioridad a la “cuestión legal”, ya que para una autopsia forense —que busca identificar la causa y forma de muerte para procedimientos judiciales en casos sospechosos, violentos o inexplicables— no se requiere consentimiento de los familiares, a diferencia de una autopsia clínica.
“La retención de órganos completos para determinar la causa de la muerte en autopsias forenses es una práctica común en todo el mundo. No podemos hacer una autopsia parcial”, explicó la doctora Gunawan.
Concluyó que la causa probable de muerte pudo ser el efecto combinado de la intoxicación por etanol (alcohol) y un antidepresivo (duloxetina), lo que pudo haber impedido que Haddow escapara de la piscina. Sin embargo, la doctora Gunawan admitió que no pudo explicar la causa y el efecto de las numerosas cicatrices y hematomas en su cuerpo. “No pude concluir si fue un accidente, suicidio u homicidio”, dijo.
Debido a que se inició una investigación forense abierta, el Tribunal Forense de Queensland no reveló más información sobre la causa probable de la muerte. Sin embargo, informaron a los Haddow que el corazón de su hijo había desaparecido poco después de que el cuerpo fuera repatriado.
“Cuando escuché la noticia, mi corazón literalmente se hundió. Tuvimos un pequeño alivio cuando finalmente logramos que nuestro hijo regresara a Australia. Pensamos que al menos podríamos despedirnos de él y enterrarlo”, dijo la madre de Byron, que contó que “fue un gran shock” enterarse de que a su hijo le robaron el corazón y “nadie más lo sabía, ni siquiera el consulado en Bali”.
El suceso se agravó cuando la familia tuvo que esperar meses y pagar 700 dólares australianos para que el corazón de su hijo fuera finalmente repatriado a Australia. Llegó después de su funeral y entierro.
Los padres, convencidos de que la muerte de su hijo “no fue accidental”, esperan los resultados de la segunda autopsia realizada en Brisbane, así como los resultados de una investigación de la AFP sobre lo que le ocurrió exactamente a Byron en Bali.
I Made Darmajaya, responsable del hospital Prof. Ngoerah, negó cualquier implicación del centro en un posible robo de órganos y explicó que el hospital había realizado una primera autopsia al joven australiano a petición de la policía.
“Los rumores que circulan sobre un robo de órganos son falsos“, declaró I Made Darmajaya a los medios locales, según informó Le Parisien. Explicó que el centro hospitalario “no tenía ningún interés en conservar” un órgano de ese tipo.
Fuente: www.clarin.com