Respetan los rangos: con la imagen de 2021 presente, Palmeiras no baja la guardia ante River :: Olé

El respeto es una variable de las construcciones de poder: en el fútbol gozan de respeto aquellos equipos que han hecho méritos suficientes como para generar cierto grado de admiración, temor, o ambas cosas. Y es por eso que quizás en estas horas Palmeiras esté valorando tanto o más a River que el propio River a horas de la definición del miércoles en San Pablo. Con indicadores que lo respaldan.
La charla de vestuario que se difundió en redes es una prueba elocuente. En el clip se lo ve a Aníbal Moreno arengando enfáticamente a sus compañeros luego del 2-1 en el Monumental. A un grupo cabizbajo, incómodo por ese ST, shockeado por haber coqueteado con el empate, por haber dejado con vida a la leyenda que es un River de Gallardo.
El volante central, en su speech, insiste en el valor de haberse quedado con la ida en Núñez, lo recalca varias veces -incluso poniéndose como ejemplo, resaltando que él allí no había ganado antes- como si se estuviera dirigiendo a un grupo de futbolistas de otra escala. De novatos que son incapaces de dimensionar lo importante de irse con ventaja de Núñez, y no de ese Vitor Roque que jugó en el Barcelona y que había expuesto errores defensivos de River, o del Andreas Pereira que hasta hace poco jugaba en la Premier.
Se entiende que, en la misma línea, Abel Ferreira haya sido cauto al referirse a la revancha tras el 4-1 a Fortaleza. Recalcando en su discurso que el rival también empuja. Que a veces los adversarios también van con “el cuchillo entre los dientes” a disputar los duelos. Y que suelen tener jugadores de primera línea a los que, además, entiende peligrosos.
Tanto Moreno como Ferreira, a su manera, refrendaron el triunfo en función de la importancia de su adversario. Un River que cuenta con un pedigrí copero que se ganó durante los años dorados de Marcelo Gallardo. Ese entrenador que, además, es admirado por el portugués que se sienta en el banco de Palmeiras.
Posiblemente la serie de semifinales de la Libertadores 2020 haya dejado reminiscencias en la cabeza de Ferreira, de los futbolistas que forman parte de la plantilla (Weverton atajó en aquel ida y vuelta) y de los torcedores. El luso comprobó en aquel enero de 2021 que River tuvo la capacidad como para resurgir, para ponerse 2-0 y bordear la hazaña si no hubiera sido por la mala fortuna -y por el olvidable desempeño del árbitro Esteban Ostojich, quien obvió un penal a Paulo Díaz y no convalidó otro por un offside previo-. Por eso, hasta que una eventual clasificación no esté abrochada, este Verdao dos veces campeón de América en el último lustro no se sentirá aliviado.
Viejos conocidos por el Palmeiras
Es tan cierto que de aquel plantel de River sólo quedan algunos pilares (Franco Armani, Paulo Díaz, Enzo Pérez, Ignacio Fernández, Gonzalo Montiel entre los titulares; Milton Casco en el banco) como que la esencia de Gallardo es la que preocupa u ocupa a Ferreira. Que el Muñeco haya declarado que la que tendrá en el Allianz Parque será “una gran oportunidad en la adversidad”, que la revancha será “una historia nueva” y que “ganar no es imposible” va en línea con la prédica de guardia alta con acento paulista.
Y Palmeiras sabe que enfrente tendrá apellidos con potencial letalidad, sin contar a las glorias que ya jugaron en aquel 2-0 de la CL20: a Giuliano Galoppo, un volante ofensivo con gol que regresará al equipo luego de su suspensión y al que conocen bien por su pasado reciente en el San Pablo; a Juanfer Quintero, que en su ingreso el miércoles cambió el ritmo y el entendimiento del partido y a Maxi Salas, dos que los hicieron felices en la última Sudamericana eliminando, con Racing, al Corinthians; a Nacho Fernández, quien fue figura en su etapa de tres años en Atlético Mineiro; o a Miguel Borja, exgoleador verdao con CV internacional.
Demasiados riesgos potenciales enfrente tiene Palmeiras como para sentir que la serie está cerrada. Por eso elige el respeto. Que no quiere decir, está claro, que saldrá a protegerse, sino quizás todo lo contrario: buscará redoblar esfuerzos, ser más preciso, eficiente, contundente. Retroalimentando esa necesidad que tendrá River de ir a buscar sin ser dañado. Haciendo que el desafío sea tan “hermoso” como complejo.
SAN PABLO (ENVIADO ESPECIAL).
Fuente: www.ole.com.ar