Entró en la hermandad y las mató mientras dormían: el salvaje y cobarde ataque final de Ted Bundy

Nadie imaginaba que ese 7 de junio de 1977, en una tarde como cualquier otra, Ted Bundy escaparía tan fácilmente del juzgado.

En el palacio de Justicia de Aspen intentaban comprobar la acusación de homicidio en primer grado en su contra por el crimen de una joven llamada Caryn Campbell, perpetrado años atrás. El guardia que lo custodiaba lo perdió de vista durante un segundo y él se esfumó como si fuera el truco de un mago.

Más adelante se supo que saltó desde una ventana ubicada a ocho metros de altura del suelo. Como consecuencia del impacto se torció un pie, pero eso no le impidió correr hasta el bosque más cercano, donde permanecería días.

Su huida dio inicio a la cacería. El FBI entró en juego; desde entonces, Bundy se convirtió en un fugitivo interestatal. Lo que pasó en la montaña murió en la silla eléctrica junto con el asesino el 24 de enero de 1989.

En el documental de Netflix de Joe Berlinger, Las cintas de Ted Bundy, el propio criminal cuenta que esos días los pasó en una cabaña que encontró de casualidad en el bosque. Se alimentaba como podía. Para él fue una época fabulosa.

Tan absurdo había sido su escape que su captura debía respetar la misma consigna: lo atraparon intentando abrir la puerta de un auto que no era suyo.

Zac Efron es Ted Bundy en la película de Joe Berlinger. Acá, la escena de su salto por la ventana. Foto: NetflixZac Efron es Ted Bundy en la película de Joe Berlinger. Acá, la escena de su salto por la ventana. Foto: Netflix

Tampoco nadie pudo creer cómo un día antes de Año Nuevo, Bundy se subió a una pila de libros y escapó de su celda por un agujero en el techo. Había bajado de peso solo para poder caber allí. Se puso la ropa de un guardia y salió por la misma puerta por la que había ingresado.

“El FBI sabe que somos criaturas de hábitos”, suelta el monstruo en las cintas.

Pasó dieciséis días de ciudad en ciudad con tarjetas de crédito y coches ajenos. Tomó buses y hasta un avión. El 14 de enero de 1978 ya estaba en Tallahassee, en Florida.

La portada de "Chicas brillantes", el nuevo libro de Kessica Knoll sobre los asesinatos en Chi Omega.La portada de “Chicas brillantes”, el nuevo libro de Kessica Knoll sobre los asesinatos en Chi Omega.

Y la noche de ese 14 de enero es cuando empieza la historia de “Chicas brillantes” (RBA Ediciones), la nueva novela de la autora de superventas de Jessica Knoll que recibió los elogios del New York Times y el Washington Post.

La autora estadounidense ficcionaliza los últimos ataques de Ted Bundy desde el punto de vista de las sobrevivientes. Una mirada nueva y refrescante de una historia que documentales y libros de no ficción siempre narraron con el foco puesto en el carisma de Bundy.

Knoll les cambia los nombres a las sobrevivientes y a la hermandad. Una de las voces principales del relato es la de Pamela (la otra es la de Ruth, cuya historia se desarrolla cuatro años atrás, en otra época de locura del monstruo), una sobreviviente del ataque de Bundy a la casa Chi Omega.

Buscado. Una de las tantas fotos que circularon de Bundy mientras estuvo fugitivo. Foto: NetflixBuscado. Una de las tantas fotos que circularon de Bundy mientras estuvo fugitivo. Foto: Netflix

Durante la madrugada del 15 de enero, Bundy mató de un tirón a dos de sus -al menos- 30 víctimas. Hirió de gravedad a otro par. Las víctimas mortales fueron Margaret Elizabeth Bowman y Lisa Levy, de 21 y 20 años. Las heridas, Karen Chandler y Kathy Kleiner, de 21.

A eso de las 2.30 de la mañana entró en la casa por la puerta del fondo con una pesada rama de roble en la mano. Cuando las luces estaban apagadas y las universitarias de Florida dormían atacó salvajemente a cuatro de ellas.

A Bowman y a Levy las asesinó a golpes con la rama y estrangulándolas (a una de ellas la violó brutalmente). A Chandler y Kleiner, que afortunadamente sobrevivieron, las molió a golpes. Además, a Levy le hizo una mordida que luego sería fundamental como prueba para el juicio.

Levy y Bowman, las dos jóvenes asesinadas en la hermandad por Ted Bundy.Levy y Bowman, las dos jóvenes asesinadas en la hermandad por Ted Bundy.

Poco después del ataque llegó a la hermandad Nita Neary, la única que vio al atacante (y a duras penas, ya que el asesino llevaba una gorra azul y era de noche; posiblemente Neary es el alter ego de Pamela). Volvía de una cita.

Nita llegó a divisar durante unos segundos el perfil derecho de Bundy mientras este sostenía con una mano la rama y con la otra, el picaporte de la puerta.

Inicialmente creyó que el hombre había asaltado la casa y discutió con una compañera si hacer la denuncia o no, pero cuando vio que una de sus amigas tambaleaba en el pasillo sospechó -con razón- de que había ocurrido algo peor.

Ted Bundy mató a al menos 30 jóvenes. Murió en la silla eléctrica. Foto: NetflixTed Bundy mató a al menos 30 jóvenes. Murió en la silla eléctrica. Foto: Netflix

Nita fue sometida a hipnosis y describió el aspecto del hombre que había visto para que lo dibujaran. El resultado final ofreció una figura semejante a Bundy. Neary hizo mucho énfasis en la enorme nariz y las cejas del agresor.

“Mientras la Sra. Neary se encontraba en trance hipnótico, el hipnotizador la persuadió a ‘ver’ y recordar cosas que previamente había dicho desconocer. El experto de la defensa testificó que es posible que un sujeto hipnotizado simplemente cree ‘recuerdos’ plausibles en respuesta a esa sutil presión del hipnotizador”, señalan, llamativamente, documentos oficiales del caso.

Esa misma noche, no conforme con lo que había hecho, Bundy atacó otra casa ubicada a seis manzanas de Chi Omega. La víctima esta vez fue Cheryl Thomas. Sobrevivió, pero sufrió lesiones espantosas.

El asesino estuvo 40 días fugitivo. En ese lapso de tiempo apareció el cadáver de quien sería su última víctima: Kim Leach, una niña de 12 años.

Efron como Bundy en Ted Bundy: durmiendo con el asesino. Foto: NetflixEfron como Bundy en Ted Bundy: durmiendo con el asesino. Foto: Netflix

En las cintas, Bundy dice que ese mes lo pasó en Pensacola y aprovechó el buen clima para tomar sol.

Su captura se dio cuando un policía notó anomalías en el circular de un auto, lo detuvo y lo identificó. El fugitivo intentó huir, pero estaba tan débil que el agente lo redujo prácticamente sin despeinarse. Otra vez, Bundy era cazado por una “infracción” vial.

Los días posteriores al arresto, la policía no sabía que el capturado era Bundy. De hecho, el criminal se hizo llamar de otra manera y pasó un buen tiempo sosteniendo una falsa identidad. El criminal “bizarro”, le decía la policía. En esa época no había internet y costaba globalizar el rostro de este tipo de personajes.

Las fotos de los dientes de Bundy fueron fundamentales en el juicio.Las fotos de los dientes de Bundy fueron fundamentales en el juicio.

Con más y menos detalles, la historia del ataque final de Bundy es representada en documentales como Las cintas de Ted Bundy, novelas como Chicas brillantes y películas de ficción como Ted Bundy: durmiendo con el asesino.

Fuente: www.clarin.com

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