Infecciones virales pueden activar la enfermedad de Parkinson, según estudios

Más de 10 millones de personas en todo el mundo viven con la enfermedad de Parkinson, un trastorno neurodegenerativo que afecta el movimiento y la calidad de vida. Aunque se sabe que influyen factores genéticos y ambientales, la causa exacta que genera esta afección todavía no está clara.
Un nuevo estudio publicado en JCI Insight detectó la presencia del virus humano pegivirus (HPgV) en cerebros de personas que tenían Parkinson al morir. El hallazgo no prueba una relación directa, pero sugiere que las infecciones virales podrían tener un rol en el desarrollo de la enfermedad.
La investigación también mostró que pacientes con Parkinson y presencia de HPgV compartían patrones similares en su sistema inmune, como niveles más bajos de la proteína IL-4, relacionada con la inflamación. Estos datos alimentan la idea de que una infección crónica y silenciosa puede favorecer procesos neurodegenerativos.
El Mal de Parkinson es la segunda enfermedad neurodegenerativa más frecuente, después del Alzheimer, y afecta a más del 1% de los mayores de 65 años. Sus síntomas más reconocibles son el temblor, la rigidez y la lentitud motora, pero detrás de ellos hay un complejo proceso de muerte neuronal en la sustancia negra, una región clave para el control del movimiento.
Hasta ahora, los investigadores coinciden en que se trata de una enfermedad multifactorial: la genética predispone, el ambiente influye y el sistema inmunológico también juega un papel central. Dentro de los factores ambientales, las infecciones vienen cobrando un peso creciente como posibles disparadores.
El problema es que la enfermedad del Parkinson se desarrolla de forma lenta y progresiva. Esto hace muy difícil estudiar su inicio y encontrar causas claras, ya que cuando se diagnostica, gran parte del daño neuronal ya ocurrió.
El trabajo sobre HPgV no es un caso aislado. En los últimos años, distintos virus fueron señalados como posibles activadores de Parkinson o de cuadros similares. Entre ellos se destacan:
Todos tienen en común la capacidad de afectar el sistema nervioso y provocar inflamación cerebral. En algunos casos, las secuelas de la encefalitis incluyen síntomas parkinsonianos.
Además, tres microorganismos están directamente asociados con un mayor riesgo de Parkinson: el hongo Malassezia, la bacteria Helicobacter pylori y el virus de la hepatitis C. Estos agentes, en personas genéticamente vulnerables, pueden atravesar defensas del sistema nervioso, generar inflamación crónica y favorecer la neurodegeneración.
Cada vez más evidencia apunta a la inflamación del cerebro como un mecanismo clave en la enfermedad de Parkinson. Cuando la microglía y los astrocitos -células de defensa del sistema nervioso- se activan de manera persistente, liberan sustancias inflamatorias que terminan dañando a las neuronas.
En este contexto, las infecciones virales podrían funcionar como la chispa inicial que enciende ese proceso. Una vez activada, la inflamación se mantiene en el tiempo, incluso después de que el virus ya no esté presente.
De hecho, se ha visto que personas con niveles elevados de proteína C reactiva en sangre -un marcador de inflamación- tienden a presentar un peor pronóstico motor y vital en el Parkinson.
El descubrimiento del pegivirus en cerebros con Parkinson no es una prueba definitiva, pero refuerza la teoría de que las infecciones crónicas podrían actuar como desencadenantes en personas predispuestas. Como remarcan los especialistas, se necesita replicar el estudio en más pacientes para confirmar la relación.
Lo que sí está claro es que la interacción entre genes, ambiente y sistema inmune es mucho más compleja de lo que se pensaba hace unas décadas. Y que comprender el papel de las infecciones puede abrir una nueva ventana para la prevención y el tratamiento del Parkinson.
La gran pregunta que queda abierta es si en el futuro será posible identificar estas infecciones de manera temprana, antes de que dejen secuelas irreversibles en el cerebro.
Fuente: www.clarin.com