En un clima de tensión y desconfianza, Kicillof convocó a La Cámpora para ver quién reemplaza a Cristina en la lista

“Cuanto antes”, apuró Axel Kicillof. La Cámpora y sus socios en la pelea interna contra el gobernador de Buenos Aires deben responder la convocatoria para empezar a arrimar bochines y destrabar esa tranquera clausurada por la desconfianza y los desencuentros.
Máximo Kirchner y algún intendente del Sur del GBA que lo secunda, deben ahora consultar y recibir la orden de Cristina, presa desde hace una semana en el departamento de Constitución en el marco de la condena por la causa Vialidad.
La reunión, como casi todo el peronismo, es por el poder. Y en política, el poder lo tiene el que decide quiénes son los candidatos. Siempre pasó lo mismo.
A esta ensalada se le agrega un condimento espeso e invasivo. Con Cristina condenada y detenida, buena parte del peronismo siente que el partido está obligado a reformarse. “No es una cuestión sólo generacional y de nombres propios. El cambio debe ser estructural. Usamos una retórica que atrasa 40 años. Ya no sabemos cómo penetrar entre los más jóvenes. No es joda: pocas veces el movimiento estuvo en un sendero tan riesgoso y desorientado como con Milei como Presidente. Perdimos el GPS”, reconoce un experimentado jefe comunal del oeste del Conurbano.
En el abanico de la negociación entre Kicillof y los Kirchner hay de todo. Hay tiempo pero no tanto: 9 de julio para inscribir alianzas y 19 del mismo mes para nombres propios. Por ley de gravedad, sobresale el candidato o candidata que ocupará el principal casillero en la Tercera Sección. Cristina se lo había autoadjudicado antes de la confirmación de su condena por la Corte Suprema. Quizás haya sido el último acto de autoridad como líder del Partido Justicialista.
Ahora todo deberá ser acordado para evitar la ruptura. Desde el Movimiento con Derecho al Futuro que confluye a Kicillof con unos 45 intendentes señalan por lo bajo que el límite es Máximo Kirchner. En una entrevista que hizo el lunes en C5N, el gobernador no lo dijo así, pero aclaró que “nadie puede imponer nada“.
La reunión será ampliada. Es decir, habrá al menos 4 o 5 representantes de cada sector. No serán de la partida ni Kicillof ni Máximo. Las posiciones entre ellos parecen irreconciliables. Pasó a ser una cuestión de piel. Tampoco Sergio Massa. “Que se pongan de acuerdo los K y luego vemos como nos acoplamos nosotros“, sostienen desde el massismo.
Al menos dos dirigentes que peinan varias canas en el PJ (aunque intenten disimularlas con cosméticos), le dijeron a Clarín que no descartan que Máximo finja generosidad y le entregue a Kicillof y sus intendentes las cabezas de cada una de listas de la ocho secciones electorales.
“Es una movida astuta y que calza con las acusaciones de Cristina y La Cámpora. Si entregan las cabezas de las listas y se pierde la elección, como muchos de nosotros creemos, se despegarán de la derrota olímpicamente culpando a Kicillof”, reflexiona otro jefe municipal, en este caso, de la Primera Sección electoral.
Como contó Clarín, la negociación será casi exclusivamente en los cargos de diputados y senadores provinciales. Máximo Kirchner intentará que cada sector tenga lugares “entrables” en relación con los propios legisladores que a los que se le vencen los mandatos. Por ejemplo: La Cámpora renueva ocho diputados y quiere reemplazarlos.
El inconveniente es que Kicillof tiene, al menos puros, muy pocos legisladores. En los anteriores cierres de listas, La Cámpora captó todos los lugares sin permitirle al gobernador poner a casi nadie.
En cuanto a las listas municipales, es decir, para concejales y consejeros escolares, la lapicera la tendrán los intendentes. “Las trompadas aparecerán en los municipios que no gobierna el PJ, por ejemplo, Tres de Febrero, Campana o San Isidro”, anticipan.
El otro gran tema, a nivel provincial, no es sólo la cantidad de legisladores que logre meter cada sector en pugna. La verdadera zanahoria es la de controlar la caja de la Legislatura bonarense. Son miles de millones de pesos que se gastan solo con pequeños acuerdos entre los bloques. Julio Chocolate Rigau podría dar fe de esa barril de plata negra para la política.
Fuente: www.clarin.com